GERIATRÍA

La geriatría es la rama médica dedicada al cuidado de los adultos mayores que interviene en aspectos preventivos, terapéuticos, rehabilitadores y paliativos, integrando los aspectos sociales y familiares. Proporciona herramientas para la atención del adulto mayor enfermo en etapas agudas, subagudas, crónicas e incluso paliativas. El objetivo primordial de la Geriatría es lograr el mantenimiento y la recuperación funcional de la persona mayor para conseguir el máximo nivel de autonomía e independencia.

A partir de reconocer y entender las diversas formas que la especie humana tiene de envejecer y relacionando los factores genéticos, ambientales, los hábitos de vida, morbilidades y así como el capital biológico podemos tipificar varios tipos de envejecimiento: ideal, activo, habitual y patológico. El cuidado del adulto mayor supone la participación de toda la sociedad. El IVANN contribuye desde hace más de 20 años de forma muy importante a producir nuevo conocimiento, formar recursos humanos especializados de alta calidad y a difundir la cultura del envejecimiento a favor de los adultos mayores.

¿Quién debe acudir al geriatra?

Hay varios grupos de personas mayores que lo requieren:


Personas mayores de 65 años. De acuerdo con las características y el diagnóstico de la persona, el o la geriatra recomendará actividades preventivas personales para lograr un envejecimiento saludable. Además, ayudará a la detección precoz de disminución de la memoria, capacidad cognitiva, pérdidas insignificantes de funcionalidad o síntomas que denoten la presencia de otras enfermedades.

Personas mayores de 65 años con más de tres enfermedades crónicas. La labor del o la geriatra es el manejo adecuado de los múltiples medicamentos para frenar el avance de la enfermedad y favorecer la autonomía de la o el paciente.

Pacientes mayores de 80 años, con o sin patología crónica. Debido a que estas personas presentan disminución de sus capacidades fisiológicas, están expuestas a presentar enfermedades agudas que con facilidad requieren de hospitalización para mejorarlos.


Asimismo, pacientes que presentan enfermedades propias del envejecimiento como demencia, incontinencia urinaria, osteoporosis, entre otras. La emisión de un diagnóstico y de medidas específicas para su tratamiento por parte de profesionales de la salud y la colaboración de la familia y personas cuidadoras, ayuda a mejorar o a estabilizar la salud del o la paciente y lentificar su deterioro a medida que envejece, además de reducir la posibilidad de hospitalización.

Por qué es necesaria la Geriatría y la figura del Geriatra

Las personas mayores son pacientes que muy habitualmente toman mucha medicación, de forma que su metabolismo es diferente a la gente más joven y por tanto hay que tener mucho cuidado con los efectos adversos y malas interacciones entre fármacos, de forma que se hace necesario y en muchos casos imprescindible reordenar y personalizar su medicación en función de las características individuales (edad, estado físico, dolencias, enfermedades, recursos logísticos y familiares, etc..). Por todo lo descrito se hace imprescindible que sea el médico más especializado en estos campos, es decir el Geriatra, quién coordine, establezca el tratamiento principal y realice el seguimiento médico integral del anciano, máxime ante el envejecimiento innegable de la población mundial y en especial la española, resulta cada vez más imprescindible la importantísima labor del geriatra.

FUNCIONES

1. Manejo de los síndromes geriátricos, los cuales hacen referencia a las condiciones comunes que afectan a las personas mayores: demencia, delirium, depresión, caídas, trastornos de la marcha y el equilibrio, alteraciones sensoriales, trastornos del sueño, incontinencia, desnutrición, trastornos orales y dentales, dolor, úlceras de presión, fragilidad, síncope, sarcopenia, entre otros.

2. Optimización de la provisión de cuidados a través de la coordinación de recursos en todo el ciclo de vida de la enfermedad, basado en la evidencia científica y orientado a mejorar la calidad y los resultados (clínicos, económicos, calidad de vida y satisfacción de usuarios y profesionales) al menor costo posible, sobre todo en aquellas enfermedades crónicas o que generan dependencia como diabetes, síndrome metabólico, falla cardiaca y cáncer.

3. Reconocimiento de la complejidad del proceso de envejecimiento y sus desenlaces: persona adulta mayor sana, fragilización precoz, riesgo de discapacidad, enfermedad terminal.

4. Comprensión y reconocimiento de la interacción entre envejecimiento, enfermedad, estado clínico y estado funcional del paciente.

5. Comprensión del uso apropiado de los medicamentos, evitando riesgos en su interacción.

6. Coordinación del cuidado entre los posibles proveedores de salud a fin de mantener la independencia funcional y la calidad de vida.

7. Evaluación y organización de los servicios sociales y de salud para propiciar la productividad y la inserción social de la persona mayor.

8. Asistencia para familiares y personas cuidadoras que enfrentan las decisiones y el cuidado relacionados con la declinación funcional, la pérdida de la autonomía, la provisión de cuidados y los retos que impone la enfermedad terminal.

9. Organización de sistemas de cuidados a largo plazo y cuidados transicionales.

10. Inserción de la persona mayor en la comunidad.

11. Desarrollo de capital humano en la geriatría en particular y en general, en torno al envejecimiento y las personas mayores.

12. Investigación estratégica que aporte conocimiento encaminado a resolver los problemas que aquejan a las personas mayores.