La neuroortopedia es una especialidad derivada de la ortopedia orientada hacia la valoración, diagnóstico y tratamiento de lesiones y deformidades que afectan al sistema musculo-esquelético o aparato locomotor, que se producen como consecuencia de trastornos de origen neurológico. Entre las principales patologías que abarca se encuentran la parálisis cerebral, espina bífida, enfermedades neuromusculares como distrofias o atrofia muscular espinal, secuelas de traumatismos craneales o espinales, lesión cerebral adquirida, etc.

Estas lesiones producen cambios en la postura y en los patrones normales de movimiento, que conllevan complicaciones como contracturas, debilidad muscular, espasticidad, úlceras por decúbito y pérdida del control voluntario del movimiento. Todo esto puede producir trastornos en la marcha o dificultades para la higiene, lo que supone un deterioro en la calidad de vida y una pérdida de la función y en la autonomía, tanto para el paciente como para sus cuidadores. Además, estos problemas pueden acompañarse de otros trastornos psicológicos, de tipo cognitivo, de la conducta o del lenguaje.

El principal objetivo de la rehabilitación neuroortopédica es tratar de mejorar la funcionalidad del paciente y su calidad de vida, así como la de las personas encargadas de su atención. Para ello es esencial una adecuada valoración y un diagnóstico lo más preciso posible, que ayuden a establecer un pronóstico adecuado. También cobra especial importancia la prevención de las deformidades y de otras complicaciones secundarias, como problemas respiratorios o infecciones.

El abordaje de estas patologías se realiza desde un punto de vista multidisciplinar, donde profesionales de distintas especialidades participan para ofrecer al paciente el mejor tratamiento posible. Dentro del equipo de profesionales podemos encontrar especialistas en distintos campos como la cirugía ortopédica, neurología, neuropsicología, urología, fisioterapia o terapia ocupacional.

La recuperación funcional incluye tanto tratamientos quirúrgicos como no quirúrgicos, dirigidos a corregir o evitar las deformidades en las extremidades, aumentar la fuerza muscular, mejorar la movilidad y maximizar el control motor, y, en definitiva, conseguir mejorar la función del paciente y aumentar su calidad de vida. El tratamiento de elección será aquel que resulte en los mejores resultados posibles, de modo que en casos en los que existen deformidades severas permanentes se debería de considerar la cirugía ortopédica. Las opciones de tratamiento conservadoras incluyen la colocación de dispositivos ortopédicos, tratamientos farmacológicos, toxina botulínica y tratamientos de fisioterapia.

Las ortesis, según la definición de la International Organization for Standardization,  son “dispositivos aplicados externamente usados para modificar las características estructurales y funcionales del sistema esquelético y neuromuscular aplicando unas determinadas fuerzas en el cuerpo”. Su uso permite la prevención de las deformidades y la mejora de la alineación de las articulaciones y su biomecánica, permitiendo un mejor control de las extremidades sobre las que se aplican. Existen varios tipos de ortesis, como por ejemplo las que se utilizan para controlar la posición de la columna vertebral y la cadera en niños con parálisis cerebral. Otra de las ortesis más utilizadas es la denominada DAFO, que es una ortesis dinámica diseñada para dar estabilidad al pie y al tobillo, pero además también afecta al movimiento del cuerpo entero, ya que ofrece una mayor estabilidad y apoyo en personas con una capacidad de caminar limitada. El uso de estos dispositivos puede mejorar la eficiencia en la marcha tanto en niños como en adultos. No obstante, se debe de tener precaución en el uso de estas ayudas ortopédicas, ya que su uso excesivo puede producir inmovilidad y, por lo tanto debilidad y atrofias musculares, por lo que se recomienda consultar con el profesional adecuado sobre su utilización.

El papel de la fisioterapia en estos casos, en conjunto con el resto del equipo médico, irá encaminado hacia conseguir los objetivos planteados anteriormente, considerando siempre las necesidades particulares de cada paciente y de su entorno. Con el tratamiento de fisioterapia se pretende abordar las alteraciones biomecánicas y psicomotrices que se han producido debido a la lesión, como los problemas al caminar o al hacer transferencias, alteraciones de la sensibilidad y la propiocepción, falta de control postural, alteraciones del tono muscular y de la fuerza, pérdida de coordinación y equilibrio o rigidez. El fisioterapeuta se encargará de trabajar en la recuperación de estas funciones mediante una evaluación y un tratamiento individualizado, y dotará al paciente de las herramientas y estrategias necesarias para que pueda moverse de la manera más eficaz, aumentado su capacidad funcional.

El IVANN, Instituto Valenciano de Neurociencias, cuenta con profesionales capacitados para abordar este tipo de lesiones desde un punto de vista multidisciplinar, para ofrecer al paciente y a su entorno un tratamiento adecuado a las características de cada uno.

Jaume Molins Roca

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