Algunas respuestas sencillas a preguntas complejas…

  1. ¿En qué consiste el trastorno?

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es el trastorno del neurodesarrollo más frecuente en la infancia (5-7 % de niños). Se caracteriza por niveles inadecuados de hiperactividad, déficit de atención e impulsividad, para la edad y grado de desarrollo del niño. Estos síntomas afectan al niño en diversos ámbitos, como escolar, social o emocional.

  1. ¿Qué causas tiene?

Se presupone un origen genético, pues se ha visto que en gemelos la frecuencia es mayor que en el resto de la población. El problema es que no hay un único gen, o grupo de genes, claramente identificados en la actualidad, por lo que no se puede hacer un test genético para diagnosticar si se tiene o no TDAH. Sí se ha visto que la heredabilidad del TDAH es mayor que la altura, en torno a un factor de  0.7, de forma que sí uno o los dos padres tiene TDAH las posibilidades en el niño son mayores. De todas maneras, el ambiente también influye, de manera que si el niño vive en un ambiente bien estructurado y con recursos, es posible que no se manifieste, o al menos si lo hace, lo hará con menor intensidad.

Un aspecto controvertido es si el TDAH tiene algo que ver con la alimentación. Algunos estudios hablan de una sensibilidad especial a colorantes o aditivos alimentarios, al azúcar refinado o incluso de alergias alimentarias, recomendando un dieta hipoalergénica. Nada de esto tiene evidencia científica. Lo único que sí parece que pueda tener un papel son los niveles bajos de ácidos grasos omega-3 (presentes en el pescado), de zinc y de hierro.

  1. ¿Es muy frecuente?

Como hemos comentado, los estudios de prevalencia en la población española hablan de un 5-7 % de niños con TDAH. Eso quiere decir, que en una clase de 20, al menos un niño padecerá el trastorno. Es más frecuente en chicos que en chicas, con una proporción de 3 a 1. Realmente es una patología frecuente, lo que ocurre es que hace 10 o 20 años no se diagnosticaba, y desde hace unos años, los pediatras están más encima y se diagnostica más. Mejorar la detección temprana mejora el pronóstico, evita la frustración de los niños y sus familias y mejora su autoestima.

  1. ¿Qué síntomas son los más frecuentes?

Los síntomas en el TDAH se dividen en 2 categorías: hiperactividad/impulsividad y déficit de atención.

Los síntomas de hiperactividad/impulsividad suelen aparecer (o ser más evidentes), en torno a los 4 años, y se siguen manifestando hasta los 8 años por regla general. Son más frecuentes en niños que en niñas, por lo que quizá estos se diagnostican antes. Los síntomas más frecuentes incluyen:

  • Intranquilidad excesiva: golpeteo con los pies o las manos, removerse en el asiento.
  • Dificultad para mantenerse sentado cuando se le requiere: en clase o en un restaurante.
  • Sentirse intranquilo (en adolescentes) o subirse a todos los sitios sin parar (en niños pequeños).
  • Dificultad para estar jugando tranquilamente (no incluye juegos de videoconsola).
  • Sensación de «estar todo el día en marcha».
  • Habla excesiva, impulsiva.
  • Dificultad para esperar su turno.
  • Responder de manera impulsiva o precipitada a las preguntas.
  • Interrupción constante en las conversaciones de los demás.

Los síntomas de déficit de atención, por el contrario, aparecen cuando el niño alcanza los 8-9 años, lo que explica que los niños con inatención exclusivamente se diagnostiquen más tarde. Entre los síntomas más frecuentes podemos citar:

  • Fallo al prestar atención a los detalles, cometiendo errores por descuido.
  • Dificultad para mantener la atención de manera sostenida en actividades escolares o de ocio.
  • Apariencia de no estar escuchando, aún cuando se le habla directamente.
  • Dificultad para seguir las tareas (en clase, los deberes).
  • Dificultad para organizarse sus tareas y mantener en orden sus pertenencias.
  • Evitación de tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
  • Pérdida u «olvido» de enseres propios de sus tareas (del colegio, material deportivo).
  • Distractibilidad elevada ante estímulos irrelevantes (por ejemplo, suena el teléfono, hacen ruido en la calle).
  • Olvidos frecuentes de las tareas del día a día (deberes, tareas de casa como lavarse las manos o cepillarse los dientes).
  1. ¿Todo niño con malas notas tiene un TDAH?

En realidad no. Muchos niños obtienen malos resultados por un ambiente social desfavorable. A veces los padres, bien por falta de tiempo o de recursos, no pueden apoyar suficientemente a los niños en sus tareas escolares. El bajo rendimiento académico también puede deberse a una inteligencia límite, que es tan frecuente como un 5 %. De todas formas habrá que descartar otros problemas médicos, como alteraciones visuales o auditivas, falta de hierro, insuficiente descanso nocturno, enfermedades médicas frecuentes como el asma, etc.

El papel de los profesores y orientadores escolares es fundamental en este aspecto, ya que son los que más tiempo pasan con los niños, y deberían ser los primeros en valorar las dificultades académicas de los alumnos.

Dr. Gonzalo Ros, Neuropediatría en IVANN

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