La enfermedad de Alzheimer es una degeneración del cerebro cuya causa principal se cree que es el depósito de unos restos de proteína en el cerebro. Esta proteína se denomina amiloide, que quiere decir similar al almidón, porque se tiñe como el almidón cuando se analiza con los medios clásicos de los estudios de tejidos corporales. Esta proteína amiloide se deposita en el cerebro a modo de montoncitos que en el microscopio dan la imagen de placas. Como la enfermedad tiene relación con la edad, las placas de amiloide son frecuentes sobre todo en el cerebro de personas ancianas y por ello se denominan clásicamente placas seniles.

El depósito de amiloide en el cerebro, que poco a poco dañará las conexiones entre las neuronas y las propias neuronas e inducirá finalmente la degeneración del cerebro entero, ocurre durante años de un modo imperceptible en la vida de la persona.  Con el tiempo, esta persona en la que estos fenómenos suceden perderá capacidades mentales, fundamentalmente memoria pero también otras como capacidad de comprensión, de aprendizaje, de asumir tareas complejas, de hablar apropiadamente, todo ello de forma bastante variable según casos, según cerebros. De hecho, hay personas que toleran grandes cantidades de depósito de esta sustancia sin que en vida hayan dado muestras apreciables de deterioro de su capacidad. No todas las personas en las que se da este proceso llegan a dar muestras de tener la enfermedad de Alzheimer, aunque se presume que esto podría ocurrir en algún momento cuando los procesos degenerativos asociados al depósito de esta sustancia se desarrollaran plenamente.

Actualmente es posible demostrar que una persona está acumulando amiloide en su cerebro. Esto se interpreta como que esa persona está en riesgo especial de tener enfermedad de Alzheimer en el tiempo. No obstante, todavía no sabemos cómo detener ese proceso  o modificarlo de alguna manera específica; por eso todavía no se ha extendido la detección de esos fenómenos en personas que no tienen merma apreciable en sus capacidades. Pero podemos apoyarnos en algunas pruebas para detectar esos fenómenos de depósito de sustancias o de la degeneración cerebral asociada a ese depósito y de este modo tener certeza de que una persona en la que se aprecia merma de capacidades sufre la enfermedad de Alzheimer.

Esos primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer suelen ser problemas de memoria episódica. La memoria episódica es la memoria de los hechos ocurridos, y sobre todo afecta a la memoria reciente. Típicamente la persona que sufre los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer no recuerda cosas ocurridas los últimos días, las indicaciones que le damos, repite preguntas o cuenta repetidamente los mismos hechos pensando que no los ha contado.  Aunque también puede tener cambios en su conducta o su manera de ser, despreocupación, síntomas depresivos, problemas en encontrar palabras, en hacer cosas que antes hacía, etcétera.

La comprobación de la merma de capacidades puede realizarse con test neuropsicológicos y si se comprueba que existe, lógicamente hay que saber por qué ocurre esa pérdida. No siempre es la enfermedad de Alzheimer; otras enfermedades, otros procesos, el consumo de algunas medicaciones y otras diversas situaciones y condiciones pueden producir síntomas como los que produce la enfermedad de Alzheimer en su principio. Ahora bien, podemos valorar también si esa persona en la que notamos merma de capacidades tiene en su cerebro señales de estar sufriendo los procesos de depósito de amiloide y degeneración que son propios de la enfermedad de Alzheimer.

Podemos saber eso y no necesitamos tener miedo de saberlo. Si sabemos que esto está ahí, podemos establecer un tratamiento médico, que tiene eficacia, y un tratamiento no farmacológico, que también sabemos es un elemento importante para la prevención del deterioro asociado a la enfermedad de Alzheimer. También podemos planificar el futuro y acceder a fármacos en investigación, y de este modo enfrentarnos como mejor podamos a un proceso con un pronóstico potencial terrible que amenaza con quitar todas las capacidades mentales a la persona en la que sucede.

Lamentablemente no todos los profesionales sanitarios, ni siquiera todos los psiquiatras, psicólogos o neurológos, que a priori son los que mejor conocen este grupo de enfermedades, tienen plena conciencia de todas estas posibilidades y de la relevancia del diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer. En el Instituto Valenciano de Neurociencias (IVANN) hay un grupo de profesionales que sí tenemos esta conciencia y podemos ayudar a resolver dudas y abordar estrategias de prevención y tratamiento para las personas a riesgo de sufrir demencia por la enfermedad de Alzheimer y para sus familiares y allegados.

Dr. Baquero, Neurología en IVANN

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