Conocido habitualmente como trastorno maniaco-depresivo, el trastorno bipolar es una de las enfermedades psiquiátricas más frecuentes y persistentes en la actualidad.
Muchas personas lo asocian a la idea de “locura creativa”, debido a que ha afectado a diversas personalidades del mundo del arte. Encontramos a pintores (se sospecha que Vincent van Gogh podría haberlo presentado), escritores (Virginia Woolf y se cree que Edgar Allan Poe), actores y directores de cine (Catherine Zeta-Jones, Tim Burton, Francis Ford Coppola) y músicos (Axl Rose), entre otros. Más allá de lo atractivo de esta idea, la realidad es que probablemente estas personas preferirían mantener una vida más estabilizada, sin sufrir altibajos anímicos.
La presentación clínica de este cuadro, puede variar considerablemente de una persona a otra, lo que en ocasiones dificulta y retrasa el diagnóstico, siendo de gran importancia los antecedentes personales del individuo y la información que puedan aportar terceras personas (familiares, amigos y cercanos).
Tener antecedentes familiares de trastorno bipolar es un factor de riesgo (genético) para el desarrollo, pero hay que remarcar que existen otros factores de riesgo (ambientales, sociales y neurobiológicos) y el hecho de tener un familiar afecto, no implica necesariamente que se vaya a desarrollar la enfermedad en todos los casos.
Es una enfermedad crónica y recurrente, que consiste en la alternancia de periodos de depresión profunda con otros de estado de ánimo excesivamente alegre (euforia) y/o irritable con aumento de la actividad, que se conoce como“manía”. Entre estas “subidas y bajadas anímicas” el paciente puede permanecer completamente estabilizado (eutímico).
Entre los síntomas característicos de la manía están:
- Disminución de las horas de sueño nocturno, sin sensación de cansancio durante el día
- Más hablador de lo habitual y/o de forma más rápida
- Aumento de la autoestima o sentimientos de grandeza
- Sensación de que los pensamientos van a gran velocidad
- La atención varia fácilmente con estímulos poco importantes
- Se siente hiperactivo (puede ocurrir en el trabajo, en la escuela o a nivel sexual)
- Conductas arriesgadas, sin tener en cuenta las posibles consecuencias (como incremento de compras innecesarias, indiscreciones sexuales o inversiones de dinero imprudentes).
También puedeaparecer una forma más leve de manía (hipomanía) más complicada de identificar puesto que los síntomas no son lo suficientemente graves como para causar una alteración importante a nivel social o laboral, ni para precisar hospitalización.
En cuanto alos síntomas depresivos, encontramos:
- Ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días (se siente triste, vacío o sin esperanza)
- Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades
- Alteración en el hábito del sueño (dormir más o menos de lo que es habitual)
- Sensación de inquietud o enlentecimiento (observable también por los demás)
- Fatiga o pérdida de la energía casi todos los días
- Sentimientos de inutilidad o de culpabilidad excesiva o inapropiada
- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o de tomar decisiones
- Pensamientos de muerte recurrentes, ideas suicidas recurrentes
En casos severos puede haber graves alteraciones en el pensamiento e incluso síntomas psicóticos (pérdida del contacto con la realidad).
Hablamos de diversos tipos de Trastorno Bipolar:
- Tipo I: cuando existe al menos un episodio maníaco
- Tipo II: Cuando existe al menos un episodio hipomaníaco, pero nunca uno maniaco
- Ciclotimia: el estado de ánimo oscila “hacia arriba y hacia abajo” pero de escasa intensidad y sin llegar a cumplir criterios ni de depresión ni de manía.
- Ciclación Rápida: presentan cuatro o más episodios en un año.
El diagnóstico del Trastorno Bipolar se basa en la entrevista clínica con la persona. En el momento actual no se disponen de exploraciones complementarias tipo TAC, analítica ni resonancia que den el diagnóstico (aunque se pueden solicitar si deseamos descartar otras enfermedades). Por ello es muy importante aportar claramente todos los datos que sean solicitados por el psiquiatra, e incluso ir acompañados de familiares o amigos a la consulta, quienes pueden dar información adicional muy útil. Sobre todo en la descripción de los episodios maniacos e hipomaniacos, ya que éstos son difícilmente identificables por la propia persona, dada la sensación de “bienestar subjetiva” que conllevan. Ésto hace que sea el entorno quien identifique la “anormalidad” del comportamiento e impulse a la consulta con el especialista.
¿Qué puede hacer una persona que padece Trastorno bipolar para mejorar la evolución de la enfermedad?
- Es importante aceptar el diagnóstico y aprender sobre la enfermedad
- Cumplir correctamente con la medicación pautada (dejar el tratamiento supone mayor número de recaídas, aumenta el riesgo de ingreso hospitalario y empeora la evolución)
- Evitar el consumo de tóxicos (tanto de drogas ilegales como otras legales, tipo el café, alcohol ya que se asocian a las recaídas)
- Evitar situaciones que supongan estrés
- Mantener una regularidad en los hábitos diarios (cumplir un horario de rutinas, horas de sueño, alimentación)
- Mantener un seguimiento periódico con el psiquiatra y no abandonarlo, incluso aunque esté en fase de estabilidad clínica.
Algunas recomendaciones para la prevención de recaídas en persona diagnosticada de Trastorno Bipolar:
- Realizar una lista de las señales de alarma personalizada: cada persona debe fijarse en cómo se han desencadenado los episodios depresivos/maniacos anteriores y elaborar una lista de los síntomas que haya notado (por ejemplo: “empiezo a dormir menos horas, a fumar más, estoy más irritable, la gente que me rodea dice que hablo más deprisa, etc). Se trata de identificar señales en los momentos iniciales, que nos pongan en alerta sobre una posible recaída, y no cuando ya están muy avanzados.
- Tener una persona de referencia: es alguien cercano que conozca la enfermedad, con la que se mantenga un contacto prácticamente diario, con una relación no conflictiva, y que conozca las señales de alarma personalizadas.
Aunque actualmente no existe un tratamiento curativo del trastorno bipolar, en la mayoría de los casos se puede hacer un tratamiento eficaz que le permita mantener su vida con normalidad. Desde la consulta de psiquiatría del IVANN le proporcionaremos toda la información oportuna sobre su trastorno, opciones terapéuticas farmacológicas y un plan específico de actuación de prevención de recaídas en caso de identificar señales de alarma.
María Elena Díaz Esteban.
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