Hoy en día prácticamente todos, en algún momento, hemos escuchado la palabra “esquizofrenia” y la asociamos a una enfermedad mental. No cabe duda, que recibir tal diagnóstico provoca un alto impacto, no solo en quien lo recibe, sino también en el entorno.  El desconocimiento es foco de angustia, con lo que es importante aprender sobre dicha enfermedad y así  saber cómo actuar para mejorar el curso de la misma.

Lo primero que aclararemos, es que la esquizofrenia es una enfermedad mental grave y crónica, es decir, que hoy por hoy, no tiene cura, aunque existen tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar el funcionamiento de quien la padece.

Suele aparecer entre los 20 y los 30 años de edad, generalmente de forma lenta, aunque en ocasiones hace su aparición de forma más rápida, coincidiendo en muchos casos con periodos de especial exposición al estrés.

Los síntomas más característicos son las ideas delirantes y las alteraciones en la sensopercepcion (alucinaciones). Éstos se conocen como síntomas positivos de la enfermedad. Las ideas delirantes son ideas falsas, por lo tanto no son reales, pero que la persona vive con total convicción de realidad y son irrebatibles pese a la argumentación lógica que intentemos darle. Generalmente  son molestas a la persona. Pueden versar sobre muy distintos temas (pensar que le están envenenando, pensar que les vigilan constantemente…).

Respecto a las alteraciones sensoperceptivas, lo más común en la esquizofrenia es que aparezcan alucinaciones auditivas, es decir, que oigan voces que no existen realmente, y que pueden provenir de dentro o de fuera de su cabeza.

Estos dos síntomas, en la mayoría de los casos son fuente de gran angustia para quien lo padece, y además no siempre se sienten con fuerzas para compartir sus experiencias con el entorno, en parte, por temor a no ser creídos.  Además, podemos percibir en ellos conductas  que extrañan, como ponerse a hablar delante de la tv, o reírse solo, o poner papel de celo en las puertas de toda la casa… por lo general, este tipo de conductas están relacionadas con los síntomas que están experimentando. También pueden aparecer alteraciones en el lenguaje (inventarse palabras, responder cosas no relacionadas con lo que hemos preguntado… incluso hasta tener un discurso totalmente incoherente).

Además de los síntomas positivos, existen otros, llamados síntomas negativos: dificultad para mostrar y expresar emociones, falta de energía, apatía, tendencia al aislamiento con falta de interés por las relaciones sociales. Estos síntomas son más difíciles de tratar y requieren mucha comprensión por parte del entorno.

¿Por qué aparece la esquizofrenia? No existe un único factor, sino que son múltiples factores  genéticos y ambientales (por ejemplo el consumo de drogas como el cannabis) los que están implicados, interactuando entre sí. Por tanto, aunque los factores genéticos determinan un mayor riesgo de presentar la enfermedad, el tener un familiar con diagnóstico de esquizofrenia, no implica necesariamente que la vayan a desarrollar.

¿Cómo se diagnostica la esquizofrenia? A día de hoy, el diagnóstico se hace atendiendo a los síntomas que presenta el paciente, asociados con un deterioro en el funcionamiento laboral ó social. Por tanto, es un diagnóstico clínico. De momento, no puede ser diagnosticado mediante análisis de sangre, ni radiografías, electroencefalograma, TAC o resonancia, aunque se pueden solicitar para descartar otras enfermedades.

¿Los pacientes son conscientes de su enfermedad? No todos los son. Algunos están convencidos de que no están enfermos y que por tanto, no precisan de medicación. Esto se relaciona con los propios síntomas de la enfermedad, los delirios y las alucinaciones, que experimentan como algo que está ocurriendo en la realidad, y no como producto de una enfermedad mental. Imaginemos que una persona está totalmente convencida de que hay una organización internacional persiguiéndole y controlando todos sus movimientos, que le han instalado cámaras microscópicas en las lámparas y que los coches negros que pasan por la puerta de su casa son de dicha organización. Posiblemente, para esta persona la solución a su problema pase antes por tapar todas las lámparas de su casa y acudir a la policía, que por tomar medicación.

En la consulta de psiquiatría del IVANN damos mucha importancia a este aspecto y consideramos imprescindible el abordaje de la conciencia de enfermedad, ya que su ausencia se relaciona con mayores abandonos del tratamiento, mayores tasas de recaída, peor funcionamiento psicosocial y peor curso de la enfermedad.

¿En qué consiste el tratamiento? Es fundamental el tratamiento farmacológico, pero tampoco debemos olvidarnos de la psicoterapia y prestar atención al entorno del paciente.

Con cada caso que nos visita en la consulta, buscamos la máxima eficacia farmacológica con el mínimo riesgo de aparición de efectos secundarios, con lo que cada tratamiento es altamente individualizado, atendiendo a las características particulares. Así conseguiremos mejorar la evolución de la enfermedad y la calidad de vida del paciente.  El principal grupo farmacológico son los llamados neurolépticos o antipsicóticos, que actúan sobre ciertas sustancias que hay en determinadas regiones del cerebro. Se pueden tomar vía oral, pero también existen en forma de inyectables.

Durante todo el proceso, prestamos también atención especial a la familia, cuyo apoyo es muy importante en este tipo de pacientes. Sabemos que algunos de los principales problemas a los que se enfrenta son el desconocimiento de la enfermedad, el estigma social y el manejo de situaciones complejas que a menudo se dan. Conocer bien la enfermedad que padece el ser querido,  hará comprenderle mejor  y colaborar de manera más eficaz en el tratamiento del mismo.

Dra. María Elena Díaz Esteban

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